Mar 20
20
Alfonso Francia
Tu nombre no está grabado
en la corteza de un árbol,
cual firma de enamorado,
para que todos la vean…,
pero que el tiempo la borra
sin dejar, quizás, la huella.
El amor siempre se expresa,
no es asunto de cabeza,
ni es asunto de razón.
El amor que no se expresa
¡es amor que no interesa!,
ni ese es el amor de Dios,
aquel que Cristo encarnó;
ni es el amor más humano,
el que está más a la mano
y más llena el corazón.
El amor lo abarca todo,
todo lo llena el amor,
igual que lo llena Dios.
El nombre tuyo y el mío,
lo tiene escrito en sus manos,
donde más los puede ver,
y escrito en el corazón,
con que nos lo hace saber,
saber y experimentar:
que en Él estamos nosotros,
y en nosotros Él está.
Mar 20
19
Alfonso Francia
María, cariño mío,
te lo digo y lo repito:
cariño, por ti me muero.
Quiero estar siempre juntito,
y que nada nos separe,
tú eres madre de mi Dios,
y estoy tan enamorado,
que tú eres Dios para mí,
pues la mujer que elegí,
es la mujer que Él me dio,
la mujer que dijo sí,
la mujer que me eligió.
El Dios que te eligió a ti,
nos ha elegido a los dos,
y he podido comprender,
aceptar y hasta aplaudir
que no podamos tener
un hijo de nuestro amor.
Pero no tengas temor,
que eso no me hace sufrir
porque si te tengo a ti,
sé muy bien que no es pecado
lo que te voy a decir:
que yo te amo tanto a ti
como al Dios que me ha creado,
y me siento más feliz
que jamás había soñado.
Gracias, mi cariño, gracias,
gracias por tanto cariño,
gracias por darme a este Niño,
que tienes dentro de ti,
tan mío sin ser de mí,
tan mío como eres tú,
tan tuyo como soy yo…,
Tan nuestro como lo es Dios…
¡No tengo más que decir!
Mar 20
13
Alfonso Francia
El nombre de nuestro papa,
de nuestro papa francisco,
yo lo escribo con minúsculas,
que es un papa “papaíto”,
o, si quieren, “abuelito”.
Es muy humano y es muy hermano,
no luce su rol “divino”,
el de “otro Cristo en la tierra”,
o el de “Vicario de Cristo”.
También quisiera escribirlo
con letras grandes y de oro,
porque al Cristo al que yo adoro,
lo encarna muy bien francisco.
Pero seguiré el impulso,
el primero que me vino,
cuando pensé en nuestro papa,
pues nuestro papa francisco
refleja muy bien la vida
de aquel francisco de Asís,
al que todo el mundo admira,
a un tiempo grande y pequeño,
a un tiempo modelo y guía,
que al lobo lo llama hermano,
y a la ardilla, hermana ardilla,
creo que al papa francisco,
le agrada más, mucho más,
que lo traten con cariño
como a persona normal,
pues ser papa es un servicio,
y servir es lo esencial,
igual cuando fue novicio,
que cuando fue provincial,
después, al ser padre obispo,
luego, hermano cardenal.
Siempre Jorge, siempre hermano,
siempre cercano y jovial,
humilde cura y amigo,
nunca “ilustre cardenal”.
Nunca se creyó gigante
ni mayor a los demás,
ni la mitra le dio altura,
ni el báculo autoridad.
Su “santidad” no es de papa,
tiene santidad de cura.
Nunca le vino a la mente
que llegaría a ser papa,
y llamaran “Santidad”.
Cuanto más alto se sube,
menos se acerca uno al cielo,
más se aleja uno del suelo,
¡y más se queda en las nubes!
Fue estudiante, deportista,
jaranero y humorista,
muy solidario y cordial,
piadoso seminarista…
¡Joven como los demás!
Lo más grande del francisco,
que todos admiran más,
no es que sea buen pastor
de los hermanos cristianos,
sino el que sea tan humano,
¡campeón de humanidad!
No hace falta ser San Jorge,
el santo de la leyenda,
que eliminó al gran dragón…
Basta con llamarse Jorge
y apellidarse Bergoglio,
para vencer al demonio,
de esta nuestra sociedad
con la fuerza que da Dios,
¡¡fuerza que Jorge nos da!!
Mar 20
12
Alfonso Francia
Dios nos quiere de arquitectos,
de jardineros y artistas,
nos quiere protagonistas,
en la construcción del reino,
para defender la tierra,
y crear un cielo nuevo.
Dios aplaude nuestra ayuda
por salvar su obra maestra,
que es tan plenamente suya
como plenamente nuestra:
La tierra donde sus hijos,
la hacen nuevo paraíso,
del que tenemos ya muestra:
El paraíso que Él quiso,
y que el pecado deshizo…
lo llamamos terrenal;
es el mejor anticipo,
de aquel otro paraíso,
que llamamos celestial.
El paraíso que Él quiso
y que podemos crear,
es el mejor compromiso
de fe y solidaridad.
Mar 20
11
Alfonso Francia
La cera muere de amor,
en plena danza del fuego,
consumida de pasión.
Se muere…¡no se marchita!
La vela es como el amor,
que alumbra y que da calor,
¿se apaga? ¡no resucita!
La vela vela la vida
pero ella se queda muerta.
Aunque en su vida dio vida,
su muerte nadie la vela.
Quiero ser vela en mi entierro
y quiero velar la vela,
la que muere cuando muero.